Todo el día matando tontos...

Charles Darwin, tras un largo viaje a bordo del "Beagle" y varios años de investigación, consiguió abrir los ojos al mundo y demostrar mediante su teoría de la evolución de las especies que los seres vivos tienden a mejorar continuamente para adaptarse al medio en el que viven y poder así perpetuarse. Sinceramente, me gustaría saber qué es lo que diría ahora si levantara la cabeza y echara un vistazo al mundo.
Si mirase, por ejemplo, hacia E.E.U.U., probablemente le daría la risa. El país que se supone más evolucionado de todos, no sólo se deja gobernar por un descerebrado (esto está científicamente demostrado) que mata a una buena parte de su población a base de hamburguesas y perritos calientes y a otro tanto enviándolos a una guerra que se ha inventado por pura avaricia y soberbia (esto no está del todo probado, pero es cuestión de tiempo), sino que encima le da las gracias regalándole otros cuatro años de divino poder.

Se le quitarían las ganas de mirar a ningún otro lado, pero no podría evitar, mientras se esfuerza por volver a enterrarse, ver, por ejemplo, países enteros muriéndose de hambre mientras otros tiran toneladas de comida diariamente. O mandatarios que venden a todo un país por dinero, o que lo someten a su antojo sin importarles nada más que su propia y absurda realidad. Y podría hablar de este país que se dice España, pero no quiero pecar, que mañana no puedo ir a misa.

Valiente evolución la del ser humano. El hombre no sólo es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, sino que además es él mismo quien pone esa piedra con la que tropezar. Y la historia se repite una y otra vez. El único remedio que nos queda es poner de nuestra parte todo lo que podamos, y acostarnos pensando que mañana saldrá el sol.
A pesar de todo, yo creo en tí, Carlitos Darwin.

"El gato".